Podríamos decir que una de
las cosas más tradicionales que tiene América son los concursos llamados Beauty
Pageants (concursos de belleza). Y también podríamos decir que son una
de las cosas que más endurece el discurso feminista, en primera línea
actualmente. Sin embargo, la serie Mrs. America ha decidido utilizar esa imagen
para introducirnos en el universo de la misma.
Mrs America sorprende con un discurso
conservador que choca con los discursos actuales del Me Too, y es que trata
sobre la oposición al feminismo o mal feminismo de Phyllis Schlafly y su lucha para impedir la ratificación de la ERA
(la Enmienda de Igualdad de Derechos) que garantizase la igualdad de hombres y
mujeres.
Y lo consiguió, a través de sus muchas declaraciones (que hacen daño a
la sociedad actual) tales como culpar a las mujeres de sufrir acoso sexual,
oposición a la igualdad salarial, la defensa contra el colectivo antiabortista
y en contra de los derechos de la comunidad LGTB.
Bajo las directrices de Dahvi Waller, Cate Blanchett, con un vestuario y peinado perfecto, es la encargada de dar vida a esta activista que apostaba por los valores tradicionales. La retrata como una mujer de apariencia cálida siguiendo los cánones americanos a la vez que fría y calculadora, y una gran estratega capaz de cambiar su discurso con tal de abrir las puertas necesarias. Y es que ni siquiera Schlafly se interesó por el ERA hasta que no vio que era una entrada al mundo al cual quería pertenecer (se aprecia en la serie el momento de inflexión en el que cambia el objetivo de su discurso político).
Pero lo que nos engancha a esta anti-heroína es su lucha interna y es
que, sobre todo en gestos, parece encarnar esa contradicción entre su discurso
y la desaprobación de ciertos comentarios machistas (identificables a lo largo
del episodio) que la acercan a su postura contraria. Parece entonces una mujer
en conflicto consigo misma, armada en vestidos color pastel y discursos
crueles.
Para acabar el capítulo, una visión general a sus adversarias feministas. Y aunque sus ideales sean los correctos, en esta ficción parece que las identificamos como enemigas, ya que ni siquiera parecen mantenerle el respeto a su rival cuando por la otra parte enaltecen el discurso de la igualdad, sororidad y respeto. Es así como Waller parece querer ponernos a nosotros/as mismos/as en contradicción, y que la realización de la mujer puede ser también la de ser una ama de casa ejemplar. Pero con su libertad de movimientos, como Schlafly.
Para acabar el capítulo, una visión general a sus adversarias feministas. Y aunque sus ideales sean los correctos, en esta ficción parece que las identificamos como enemigas, ya que ni siquiera parecen mantenerle el respeto a su rival cuando por la otra parte enaltecen el discurso de la igualdad, sororidad y respeto. Es así como Waller parece querer ponernos a nosotros/as mismos/as en contradicción, y que la realización de la mujer puede ser también la de ser una ama de casa ejemplar. Pero con su libertad de movimientos, como Schlafly.
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