Bateria de relatos por Christma's Eve. Parte IV. Final


Parte IV y final.  


Cuando llegaba la Navidad todo el mundo iba a Bagerby’s. Era uno de los centros comerciales más importantes de la ciudad. Se podían encontrar desde cosas del hogar, pasando por electrodomésticos y juguetes, hasta piezas de ropa. Todo a un precio de saldo. Por eso no es de extrañar que todo el mundo fuera a Bagerby’s… y más en Navidad.

Sin embargo, inexplicablemente, Bagerby’s cerró sus puertas y muchos de sus almacenes quedaron abandonados. El único que se mantenía en pie con un cartel de “Se Alquila” se encontraba en el muelle. Allí era donde Klauss se encontraría con el peligro.

Pistola en mano y con la linterna entró sigilosamente en el espacio, con gran tensión en sus músculos. 


El espacio estaba totalmente oscuro pero tanteando la pared encontró un cuadro de luces. Al accionarlo, todo el almacén se iluminó dejando al descubierto marcas de sangre por toda la pared y un gran charco debajo de las vigas centrales. Encima de él, había un hombre, como suspendido en el aire ya que su cuerpo estaba colgado por unas cadenas de hierro. Delante del pobre infeliz una cámara de grabación que retransmitía la imagen a una pantalla cercana. Parecía una marioneta. Tenía la boca y los párpados cosidos con un hilo en forma de cruz.

Klauss ya no pudo ver más. Sintió un pinchazo en el cuello y sus ojos se fueron nublando hasta caer en el suelo con un ruido sordo.



Al cabo de unas horas despertó y se sintió encadenado a una especie de silla, que si pudiera haberla visto, contenía la palabra de “Director” en su espalda. Estaba sentado delante del cuerpo suspendido de Carmenni, sólo que la cámara ahora le filmaba a él y al asesino que tenía detrás. Al principio no lo reconoció, pero en seguida lo identificó por la voz. Era la perfidia de Diana Kerbury la que hablaba.



Diana:- Vaya detective. Ha tardado en despertar. Ya empezaba a preocuparme, pensaba que me había excedido en la dosis de relajantes musculares. No se preocupe, la sensación es muy molesta pero al menos todavía no está muerto. No tiene la suficiente fuerza ni siquiera para señalarme pero sí que está lo bastante consciente para entenderme.     

Klauss:- ¿De poco sirve que le pregunte esto, pero… por qué lo hizo?

Diana:- Vaya, vamos al grano ¿eh? Ustedes los policías siempre haciendo preguntas estúpidas hasta el final. Siempre intentando comprender como funciona nuestra mente tortuosa pero no las causas que nos han llevado a ella. Siempre comprenden las señales cuando les llega al final. Qué tristeza ser tan ignorante.

Klauss:- Lo que me faltaba… todavía tendré que sentir pena por psicópatas como tú. Resultará que te convertiste en esto porque alguien te robó el almuerzo en el recreo.  

Diana:- Su sentido del humor es tan escaso como su poder de deducción y observación. No olvide que si me ha descubierto es porqué yo le he conducido hasta aquí.

Klauss:- Y no tendrás oportunidad de escapar.

Diana:- Atrevido ¿eh? Se olvida que está atado a una silla y drogado. No se podrá mover en horas. Si le tirara al suelo podría aplastarlo como a una cucaracha y ni siquiera se enteraría. Pero espere… tengo otro regalo para usted. Al fin y al cabo ya es Navidad. Le presento a mis amigas…:-es entonces cuando Kerbury desplegó en una mesa delante de él todo tipo de cuchillos y objetos de tortura.

Klauss:- Espero que las sepas usar y no te hagas daño, porque al menor descuido no tendrías otra oportunidad.
Diana:- No quiera ganar tiempo, Samuel. Y no me haga perder la paciencia. No me gusta tener migrañas después del trabajo:- se estrujó la cabeza como si le fuera a estallar.

Klauss:- ¡Ella era tu amiga! Los otros cerdos podían haber sido juzgados y no habrían visto la luz del día en su puta vida. No hacía falta que montases esta pantomima.

Diana:- Lo que usted llama pantomima yo lo llamo justicia. Jajajajajaja, no me haga reír. ¿Denunciarlos a la policía? ¿En qué mundo vive detective? Confiar en un poli… ¿acaso no se da cuenta que usted mismo los conoce y no puede hacer nada? ¿O que le parece lo del “derecho de admisión” en ese antro de mierda de Claysis? Ese desgraciado de Buchard está vivo porque me sirve de enlace para acercarme a esos depravados, sino también le habría metido una bala en su asqueroso culo gordo. No digo que después de usted no acabe con él… es demasiado repugnante.

Klauss:- ¡Barbie sigue siendo inocente!  

Diana:- ¿Inocente? ¡Esa puta! Vaya detective, resultara que también se enamoró de esa cerda. Era tan cerda como los otros que la siguieron.

Vino a hospedarse conmigo desde su pueblo de mala muerte y gracias a mí obtuvo el contacto de este inútil:- dijo señalando al cuerpo suspendido de Carmenni. Y la encumbraron como si fuera la puta Audrey Hepburn.

Yo me quedé sin oportunidades porque ella era más guapa, más inteligente, más inocente y más rubia. Y la puta venía cada noche a restregarme sus lujos ya que había conseguido un cliente fiel y rico. ¿Y sabe quién era ese puto cliente? El niño mimado de Torrance. Era mío… no se imagina como yo le hacía vibrar. Me propuso matrimonio y cuando llegó ella me dejó tirada en un rincón de la foto como una simple criada que le lava los calzoncillos:- le puso la foto en la cara.

¿Y los cerdos de Grinch y Carmenni? Son los artífices de todo. Depravados de mierda que te ofrecen un trabajo decente y luego acabas en su mierda sin poder salir. Y te explotan más y más hasta que alguien te lo hace tan duro que mueres desangrada de lo rota que te dejan la pelvis. Estos son sus inocentes, detective Klauss.

Klauss:- ¿Y con matar a 4 personas crees que tu labor está completa? Lo acabaste de nombrar. ¿Y el cerdo de Buchard? ¿Y la clientela de bastardos de Grinch? Todas las chicas víctimas de todo este mundo de mierda. ¿A ellas no las salvarás, cómo quisiste salvarte a ti? ¿Esperabas que el bastardo de Gerald te salvase? Fuiste inocente y torpe. Tu obra no ha finalizado y nunca lo hará. Te quedan muchos miedos y traumas que aplacar y no lo harán así. No eres más que una puta exhibicionista pedante que ha perpetuado una serie de crímenes burdos que pronto no tendrán más trascendencia que tus huellas en la comisaria del desierto de Priceless. Caerás en el olvido y nunca conseguirás el renombre por el cual estás obsesionada.  

Diana:- ¡Cállese! Sólo necesito deshacerme de usted. Me va a estallar la cabeza. ¡Pare!:- después de estrujarse la cabeza con violencia cogió el cuchillo y se lo intentó clavar en el estómago.



En eso, el detective Samuel Klauss se deshizo de las ataduras y esquivó un primer golpe. Pero un segundo golpe le impactó en la cara. Kerbury corrió a esconderse y Klauss corría detrás de ella, pistola en mano.    
Entraron en una zona repleta de cajas y de repente Kerbury saltó por encima de una de ellas agarrándolo por la espalda. Samuel la tiró al suelo y la intentó inmovilizar pero está se zafó y se puso en pie blandiendo su cuchillo.



Diana:- Es tan diablo como yo, Samuel Klauss. Y a los de su misma especie no se les mata.

Klauss:- No me gustan los rodeos:-y le disparó entre ceja y ceja, a lo que cayó fulminada. 
Yo soy el director de esta navidad y usted ya no está en el reparto.
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