Por allá en el año 1962, uno de los directores, considerado como uno de los más originales de la historia del cine (Luís Buñuel), decidió enclaustrar a sus actores en una habitación.
Toda acción, por tanto, transcurría en un minúsculo espacio delimitado, en el cual se desataban todas las pasiones, intrigas y entuertos que el director quería representar en su película. En definitiva, una obra de teatro llevada a la gran pantalla. Un decorado inamovible testigo de toda interactuación entre personajes que representaban con maestría su propio papel.
Lo hizo con El ángel exterminador, pero son varias las obras que han aprovechado este recurso, por un lado económico, ya que sólo hacía falta contar con un decorado efímero para poner a prueba las condiciones actoriles. La obra de Buñuel se perfilaba como una obra maestra con un toque muy personal del director, en la que aludía a varias bromas privadas de su época en la Residencia de Estudiantes y del período surrealista vivido en Francia. Aquí, un grupo de burgueses es invitado a una cena de gala después de asistir a una ópera. Al terminar la cena, los invitados se percatan de que no hay escapatoria de la mansión, aunque no hay aparentemente ningún impedimento. A medida de que van pasando los días, el alimento y la bebida escasean, los personajes enferman, la basura se acumula y las bajas pasiones dominan el ambiente y la situación. Poco a poco, la cordialidad no existe y cada uno saca a relucir sus bajos instintos salvajes.
Lo que le interesaba a Buñuel era la posibilidad de captar una catástrofe y llevar el comportamiento más refinado de la aristocracia a la humillación, rayando una especial degradación. Pero también, plasmar las visicitudes de una desgracia que llega sin avisar y que paraliza; y la lucha contra ese impedimento desconocido.
En esta línea destacamos el enclaustramiento de Nicole Kidman primero (Dogville), y de Bryce Dallas Howard después (Manderlay), de mano del director danés Lars von Trier. La película se consolida como la pura expresión del teatro. Un escenario negro en donde los pocos habitantes de los dos pueblos y sus residencias se presentan como meros decorados del mismo. Sus calles y accesorios pintados con tizas y una película dividida en actos.
Grace huye de una vida perversa y en constante relación con el crimen, por lo cual, es buscada por la "justicia". Escapando de esa situación, encuentra el pueblecito desolado de Dogville donde es acogida primero por Tom (el filósofo moralista), y después por el pueblo entero. Pero a medida que la situación de encubrirla se vuelve más azarosa y complicada, la relación entre fugitiva y protectores se vuelve cada vez más tensa y surrealista. Sus habitantes, en un principio humildes y amistosos exigen una compensación mayor, lo que supondrá que lleguen a obligar a Grace a humillaciones y vejaciones.
En la misma línea se mueve el pueblo de Manderlay, después del episodio de Dogville, Grace aterriza esta vez en un pueblo de Alabama sumido todavía en la esclavitud de la plantación algodonera y la segregación. Allí, su visión de una democracia sumirá, increíblemente, a un pueblo azotado por el racismo, en una área de conflicto. Una muestra de como el bien limitado genera el mal absoluto, una cierta imposibilidad de la inocencia y que el poder está basado en la violencia... en definitiva, beneficios y miserias de la vida humana en sociedad.
Recientemente, el recurso de encerrar a los actores en un mismo espacio fue utilizado por Roman Polanski en su obra Un dios salvaje. La película transcurre en una única habitación; el piso de una de las parejas implicadas. Allí sus habitantes y sus invitados, con una amabilidad supina rayando la hipocresía y marcando sus diferencias sociales, se dispone a discutir sobre la reciente pelea de sus hijos.
No obstante, a medida de que una serie de argumentos les "impida" alejarse de su discusión, se creará una tensión que nos hará ver el individualismo salvaje y el rechazo a las buenas costumbres. Algo parecido a lo que quiso exponer Buñuel en su obra del '62.
Al principio señalas que son puestas en escena muy teatrales, y en el caso de "Un Dios salvaje" con más motivo aún, puesto que está basada en una obra de teatro. Buena peli, y tendré que ver "El ángel exterminador", que no la he visto.
ResponderEliminar