Allá en la década de los 90' surgió un programa acertadísimo de la televisión que pretendía arrancarnos una sonrisa mientras comíamos ( se emitía hacía las 14,30 de la tarde).
Hoy lo recordamos algunos como el grande precursor de programas de comedia de chistes con sonrisas enlatadas o grandes monólogos que estallan en una vorágine de hechos entrelazados con una gran dosis de humor.
Hoy lo recordamos algunos como el grande precursor de programas de comedia de chistes con sonrisas enlatadas o grandes monólogos que estallan en una vorágine de hechos entrelazados con una gran dosis de humor.
Pero bien, somos unos cuántos que nos acordamos de los primeros programas que impulsaron esta nueva moda del monologuismo que ahora puede practicar todo el mundo: lo mismo te hace uno Goyo Jímenez con su obsesión americana que queda niquelao y no paras de reír, que Mario Vaquerizo hablando sobre lo que le cuesta su fama y desafiando al mundo con un grupo de música llamado las Nancis Rubias; Donde ni son Nancis, ni son rubias, ni cantan en directo ( un playback declarao... al menos son más honestos que Milli Vanilli).
Al programa concurso al que me quiero referir es como no No te rías que es peor, meca de gurús televisivos cómicos tales como el señor Barragán [imprescindible y reciclado en personaje de dudosa sexualidad en la serie de Torrente (no se sabe muy bien de que es)], el loco de Pedro Reyes o el mítico Jaimito Borromeo (habitual de las noches de Fiesta cutres de TV1).
El programa se estructuraba como un concurso con diversas pruebas, en las que los concursantes no debían reir. La primera prueba consistía en una sucesión de actuaciones de cómicos
profesionales frente al concursante, cuyo objetivo para pasar a la
siguiente fase era no reír ante las gracias de los artistas. En una segunda prueba se debían emparejar en un panel oculto, con un
tiempo máximo de 90 segundos, 11 parejas de personajes de comic, en sus
inicios. Seguidamente, dos concursantes, enfrentados cara a cara, deben hacer
reír al otro mediante bromas o gestos; y poco después, al público
presente. A lo largo del programa, se iban acumulando (o perdiendo al principio)
puntos de cara a la prueba final. El concursante con un mayor número de
puntos pasaría a la prueba final, en la que era, de nuevo, durante dos
minutos, sometido a los chistes de los
humoristas y, de nuevo, para alcanzar el premio final, debía mantenerse
impávido, evitando muecas, sonrisas o carcajadas.
Después en otro panel estilo TEBEO doble había una serie de casillas.
El concursante podía quedarse con tantas casillas como puntos positivos
hubiera acumulado, por lo que debía elegir un número de casillas para
tacharlas hasta quedarse con las
casillas ganadas. Esas casillas se abrían de una en una, y detrás
contenía premios. El concursante sólo ganaría los premios cuyas casillas
salieran por duplicado.
A lo largo del tiempo el programa iba incorporando variaciones en las pruebas pero siempre con la misma premisa; la de hacer reír. Hasta que en 1995 desapareció ya que se consideró de mal gusto (mal gusto hacer reír a la gente?.. Ni te cuento lo que harían con Rajoy y su casta si hubieran emitido sus idas de olla... ahhh espera, que ya lo hacen... Vaya país).
En fin, como siempre un Oldie que hace ilusión recordar porque es parte de la infancia de algunos que reían y que ahora sueñan con ser los primeros en hacer reír.
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