- Todavía no entiendo como no hemos salido antes, llevamos meses esperando el “acontecimiento” y nos ponemos en la carretera los últimos días. Es una ruta bastante larga y apenas estamos a mitad de camino- contestó Gasp con su tono malhumorado habitual.
- No me seas quejica, si seguimos adelante, evitando tantas paradas… llegaremos- replicó Tassar, en la frase más larga que sus compañeros pudieran recordar. Con una ceja levantada e incriminatoria.
- ¿Y quién es? ¿Y quién nos ha mandado a esta misión? Vaya pérdida de tiempo. Estoy harto de seguirte en tus locuras Melci- se volvió a quejar Gasp.
- A ver, no empecemos a discutir. Además como dije, ésta es la ruta más corta. Calculo que por la autopista de Merín nos ahorramos casi 1000 km. Y estos trastos que le compramos a Klaüss son de mucha utilidad - explicó Tassar.
- Sí, la verdad es que se portó de 10 y son super chulisssssss...-exclamó Melci.
Tres figuras extrañas. Tres amigos. Por una tierra yerma y desértica (porque era un desierto). Se habían dispuesto a un largo viaje a Bilenstone con una única consigna; asistir a un nacimiento en aquel lugar concreto, en un día concreto de invierno, y a una hora concreta. No tenían tiempo que perder. Pero pronto en la mitad de su ruta encontraron a un pequeño hombre vagabundo que hacía eses en su caminar.
- Mirad, parece que alguien necesita nuestra ayuda. ¡Vamos, Vamos!
- Deberíamos seguir Melci. Si empezamos a pararnos a ver pasar hasta una tortuga… sí que no llegaremos nunca.
- ¿Es que aún no lo conoces Tassar? Es como un niño y siempre quiere molestar. Lo mismo el pobre hombre está borracho porque se ha pegado una fiesta salvaje. ¡Déjalo con su resaca!- replicó Gasp en tono irónico.
El entusiasta Melci se bajó corriendo de la moto y se fue directo a él con los brazos en alto exclamando:
- Ehhhh, amigo… ¿Estás bien? Podemos ayudarte…, podemos llevarte a algún sitio.
En cuánto oyó los gritos lentamente se giró y se abalanzó sobre la yugular de Melci el cual empezó a gritar como un verraco y a forcejear con tan extraño y agresivo personaje. Tassar corrió a socorrer a su amigo y tiró al hombrecillo al suelo quien quedó dando dentelladas al aire. Gasp lo cogió por detrás y mientras le agarraba el cuello para inmovilizarlo, dijo con una cara entre asombro y asco:
- Joder… es un puto zombie… literalmente. Creo que esto es peor que ser un pobre borracho, aunque a veces parece que éstos huelan igual.
- Mantenlo así Gasp, quizá con el bálsamo pueda curarlo- sentenció Tassar dirigiéndose al fardo que llevaba en su moto. Pronto volvió con un pequeño frasco que contenía una crema gris plateada y la untó en la frente del sujeto con extremo cuidado. El zombie empezó a tener convulsiones y se despertó a los 5 minutos con un mejor aspecto (aunque el olor a podrido seguía estando presente y su oreja derecha, ausente).
- Ahh, hola caballeros, disculpen las molestias y gracias por este extraño milagro. Mi nombre es Martin Hooldbrigde. La verdad no sé qué decirles, discúlpenme por el tan desagradable episodio, ni siquiera se decirles la causa de esta enfermedad.- recitó Martin (en adelante Martin el Zombie) con un extraño perfecto y pijo Inglés de Harvard.
- Ehhh ehhh ehhh, corta el rollo, carne putrefacta. Si hemos venido a salvarte es por las ocurrencias de este viejo inocentón. Tenemos mucho camino por delante así que si no necesitas nada más,… debemos pirarnos ya.- se abalanzó Gasp a apostillar mientras, el que había sido un hombre antaño, intentaba explicarse.
- Bueno Gasp, no tienes porqué ser tan cortante… Disculpe señor, aunque mi compañero lleva un poco de razón quería preguntarle antes de irnos si podemos hacer algo más por usted.- replicó Tassar en un tono más conciliador. Nunca había hablado (y hablaría) más en su vida que en todo aquel viaje.
- Thank you sir. La verdad es que parece ser que ya han hecho su magia. Estoy curado, vuelvo a ser yo aunque…
- Nos lo llevamos, nos lo llevamos- repitió impaciente Melci.
- Ni que fuera un cachorro Melci. Yo digo que hay que seguir y no me parece adecuado darle ayuda a alguien que quería abrirnos la cabeza como un melón y sorbernos los sesos con una pajita de mojito… decidme tiquismiquis pero… no lo veo.
- ¿Qué necesita?- finalizó Tassar.
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Al final Martin el Zombie iba de pasajero en la moto de Tassar. 30 partidas a piel, piedra, tijeras, lagarto, Spock hicieron falta para determinar eso. Pero… al menos volvían a estar en ruta. Hacia el mediodía pararon a comer a un pequeño, destartalado y sucio bareto al lado de la carretera. Estaba al lado de 3 surtidores de gasolina, así que también aprovecharon para repostar.
- Buenas, Buenas… venimos a comer.
- Tu siempre tan buena gente y tan naïf Mel… ¿te piensas que el gordinflón grasoso de la cocina no sabe que entramos a su bar a comer?
- Que desagradable eres Gasp. Te pareces más al Grinch que a un rey mago- le respondió con una cara de tristeza.
Comieron 3 súper hamburguesas con queso y bacón, patatas fritas acompañadas de 3 batidos y 2 tartas de queso y 1 de manzana… Martin el Zombie, no obstante, tuvo que pagar por descuartizar 4 pollos en vivo y en directo.
- ¿Que voy a hacer contigo? ¡Si es que no vales para nada! Ya es la 4º vez en un mes que te he de volver a programar. No entiendo ni como sigues almacenando esos datos… por más que los borro. ¡Haz lo que te mando!- se escuchó chillar al gordo grasiento en la cocina.
- ¿Que leches está pasando? Ehhh tío gordo, ¿es que no se puede comer tranquilamente sin escuchar tus bramidos horribles?
- Gasp, por favor, Compórtate. Que nos importa sus discusiones- añadió Tassar en voz baja y mirándole a los ojos.
- A comer y a callar, barbudo. No tienes nada que decir de cómo hablo en mi local. Acábate la hamburguesa y puerta.
- Por favor señores, no discutan e incomoden a los… a los… ¿otros 3 clientes?- se escuchó una vocecilla dulce detrás del gordo.
- Coge tus cosas y lárgate. Eres una inútil.
Era una chica menudita y morena con una melena corta y ojos del color de la miel. No medía mucho más de 1,60m y pesaba en torno a los 55 kilos. A Gasp, cuando la vio, le invadió una oleada de ternura y… ¿esperad, eso era amor a primera vista?
La pequeña Maeb, que así se llamaba, salió de ese bar escoltada por los 3 reyes y Martin el Zombie.
No tenían tiempo para escuchar la historia de Maeb, y aunque Gasp hubiera sido el primero en remarcarlo se había quedado tan embobado que no podía perderse su historia, aunque sólo estaba perdido en sus ojos. Considerando lo amargado e irónico que resultaba el mago, tanto Melci y Tassar dejaron que disfrutara del momento sin interrumpir con sus prisas.
- Y ahora no sé cuál es mi papel en esta historia. Él es mi creador y mi deber era ayudarle y satisfacerle. Pero desde hace un tiempo siento que he de vivir otra vida que me fue arrebatada.
- Ven con nosotros a Bilenstone, después puedes venir a mi palacio conmigo mientras decides un nuevo camino o intentarlo allí- dijo Gasp mientras Tassar y Melci lo miraban con cara contrariada.
- ¿Qué quiere decir que es tu creador?- preguntó Tassar.
- Creo Señor que es un huésped de Estgard. Ya sabe,… robots. Algunos quedaron en las explanadas de Rabia destrozados y desechados pero todavía hay gente que compra algunos para uso personal. Ayudan en la casa, en los comercios o simplemente las usan para cualquier fantasía- explicó el extraño erudito Martin el Zombie al oído del mago. Y exclamó mirando a Maeb con un tono imperativo - Informe del sistema.
- Sistema operativo Chobbit 4.20, número de sujeto 298674. 50 copias de seguridad, 4 reinicios y cambios de sistema de personalidad en 10 ocasiones. Funciones motoras en perfecto estado. 17 análisis de personalidad con fallos detectados en el córtex prefrontal- recitaba con la mirada perdida. Pero al rato, se volvió consciente- Mi nombre es Maeb y mi amo era un gordo repugnante llamado Morgan. Hace ya un tiempo que tengo plena conciencia humana. Tengo acceso a recuerdos de mis otras vidas. Me las arrebataron para instalar modificaciones de personalidad, para ser más sumisa y permitir que ese gordo guarro me tocara- dijo con gestos de asco- Pero ya no.
- ¡Insisto! Ven con nosotros. Ya no tendrás que soportar la presencia de esa ballena. Tienes una oportunidad para ser libre, él mismo dijo que debías irte. Puedes reflexionar e ir en busca de todo lo que perdiste… de todas tus vidas- respondía embelesado Gasp sin entender muy bien nada de lo que decía ella, ni de lo que él soltaba por la boca.
- ¿Dijiste que ibais a Bilenstone? ¿Por casualidad no iréis al nacimiento que será de aquí 2 días?
- Que chuli ¿cómo sabes eso? ¿Eres una especie de psíquica o vidente?
- ¡Lo he visto, sí! Y a quién buscáis me puede ayudar a descifrar quién soy y me dará todo lo que necesito…
- ¿Y que necesitas?- volvió a inquirir Tassar a su nueva invitada.
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La tercera parada que efectuaron fue justo a unos pueblos antes de Bilenstone. Realmente no fue una parada, sino más bien un accidente. Melci chocó con una especie de leño que llevaba un sombrero. Casi cae de bruces distraído por ese sombrero rojo.
- ¿Mel, estás bien?
- Es un inconsciente, siempre pensando en su mundo de yupi y no mira si la carretera sigue o no. No sé cómo puede ser el mayor de nosotros 3- Maeb y Gasp bajaron de la moto a socorrer al caído, el cual, en vez de levantar su moto y comprobar si tenía heridas, se fue directo al tronco a inspeccionar porque llevaba aquel sombrero. Realmente le intrigaba.
- ¡Ehhhh viejo, que te pasa!
- Ehmmmm… lo siento Gasp, no me di cuenta.
- ¿Decías Mel?
- Ahhh nada, pensaba que habías…
- ¡Mira por dónde vas! Que vas a matar a alguien.
- Ya me he disculpado… no hace falta que sigas… ¡JOLINES!
- ¿Es a mí? Yo no dije nada- replicó tranquilo Gasp levantando la moto de Melci con ayuda de Maeb.
- ¡Aquí abajo tarugos!
- Pero que mierda... mira Tassar, Melci ha topado con un puto leño que habla, quizá sea otro tío enfermo.
- Ehhh más respeto hípster. Prefiero ser un tronco parlante a tener una cara tan fea como la tuya. Ahora entiendo porque lleváis tanta barba los de tu tribu.
- Pero, ¿de qué vas “tronco”?- hizo las señas de las comillas- Antes de que termines de hablar te pego fuego y frio salchichas.
- Ya basta, ya basta- Tassar intervino dispuesto a ponerle el bálsamo curativo.
- ¡No me toques, burócrata! Yo no soy ningún enfermo.
- Pues será un ser inerte, pero tiene un genio…-dijo Melci con cara pensativa.
- A quién llamas inerte, mamarracho. Coge el unicornio y vuélvete al país de la piruleta. Esta vida es para hombres.
- Ja Ja, como tú- rio Gasp.
- Si es que… ¿qué vas… de listo?
- Haya paz, haya paz…Disculpe a mi amigo se quedó impresionado por su sombrero y, ya que estamos, por su ser- trató de mediar Tassar.
- Será posible… claro como no salimos de palacio no sabéis quien vive por aquí.- dijo el tronco irónicamente - Estaba yo tan tranquilo desde tiempos inmemoriales y casi muero atropellado por estos 3 cutres peleles. Cagüennnnn… Tsss- chasqueó la lengua.
- Por favor, le pido el respeto que…
- ¿Que ibas a decir? ¿Que nos debe? ¡Opresor! abogo a mi libertad de expresión. ¡El pueblo no se ha de inclinar ante ti, no eres legitimado!
- Está bien, está bien… seguiremos nuestro camino- se disculpó de nuevo Tassar.
- Aixxxx que mono, ¿quieres venir con nosotros? Vamos a un nacimiento… habrá un niño recién nacido y regalos… y… un niño recién nacido.
- Y dale- se escuchó mascullar a Tassar y a Gasp.
- Este tío es tonto. Uououououo, espera, espera… ¿has dicho Bilenstone?
- ¡Sí…!!! ¿No es guay? Nos presentaremos allí y le daremos regalos al niño y jugaremos con él y le adivinaremos su destino… y… y…
- No se puede jugar con un recién nacido, Mel- le recordó Gasp.
- ¿El mismo Bilenstone donde hay…?
- ¿Qué hay?- dijeron los 3 magos
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Pero de pronto, la cometa… ejem, quiero decir… el cometa apareció, y cayó cerca de un castillo. Al dirigirse a él, los 3 magos se percataron de un trono y de una figura femenina sentada en él.
- Bienvenidos, soy Marieris de la casa Cristialis, legítima reina y protectora de toda la tierra que se extiende desde aquí hasta las tierras cubiertas por el vasto hielo, la ignífuga, Rompedora de Cadenas y Madre de…
- Mi buena señora, precisamente venimos a ver a vuestro hijo. Queremos conocerle y le traemos presentes. Va a ser un gran semental que cabalgará el mundo.
- ¿Hijo? Querréis decir hijos. ¿Y quién os envía?
- ¿Hijos? ¿Pero no era sólo uno? ¿Y qué es toda esa milonga de reina y protectora? ¿Este matrimonio no era pobre?- les preguntó Gasp susurrando mientras Melci se encogía de hombros.
- Señora hemos venido a adorar a su hijo y a darles nuestros presentes para que los acepte- finalizó Tassar.
De repente 3 bestias aparecieron surcando el cielo y se posaron junto a la mujer en el trono.
- 3 dragones… 3 putos dragones. Nos hemos hecho caso de un tío hippie que nos decía de seguir una jodida cometa para alabar a 3 monstruos- sentenció Gasp con un tono cada vez más alto a lo largo de la frase.
- ¡Osáis insultar a mis hijos! Las bestias sois vos- reclamó Marieris.
- Os dije que nos espiaban los pajaritos de Heriaris, quién más sino es de ese quien hablan- dijo una voz a la espalda de la mujer.
- ¡Arrodillaos ante la nueva reina!- gritaron los soldados.
- Volvamos a casa chicos, no pienso rendirme a 3 reptiles y a una mujer- decía Gasp mientras cogía su moto para irse. Tassar estaba en shock intentando descifrar todo aquello y Melci… bueno, Melci estaba intentando jugar con la cola del más pequeño de los dragones.
- Quedáis arrestados bajo pena de muerte si no reconocéis a la reina- gritó otra vez el caballero de su derecha.
- Púdrete reinita- le replicó Gasp y al instante una horda de soldados le agarro de los brazos. También agarraron a Tassar y a Melci que no habían vuelto a intervenir. Uno porqué se encontraba en shock, el otro porque… no se enteraba del asunto y repetía insistentemente que donde estaba el niño.
Atados los pusieron delante de los dragones y la buena señora. Cada uno enfrentaba a un bicho.
- Última oportunidad, aceptad la nueva dinastía que empieza hoy.
- En un último intento de lucidez y de sincronización los 3 sabios dijeron un sonoro ¡Púdrete!
- Dracaris- exclamó la reina y los 3 reyes se convirtieron en polvo que se perdió en el aire sereno nocturno.
- ¡Síííííí! ¡República!- chilló el trozo de madera.
- ¡Ejem, ejem!- carraspeó Marieris.
- Quiero decir… viva el nuevo régimen yeiiii- exclamó con una cara de falsa alegría- Tenemos muchas cosas en común ¿sabéis? Y contaron de los milagros que realizabais,...tal vez nos podáis ayudar en eso- dijo de parte de los 3 polizones- pero ahora festejemos, y ya hablaremos de tales asuntos el año que viene. ”
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