Fantasmas cíclicos en la maldición de “Shit Pants” House

Parece ser que Hill House (creada por el director Mike Flannagan) se coronó, ya el año pasado 2018 (aunque hayan pasado pocos días) como una de las mejores series de terror. Y no vamos a desmentirlo.
Todo empieza normal… con una casa encantada… 始めましょう 

Este clásico de terror escrito por Shirley Jackson (en 1959) es considerado como uno de los pilares básicos de la literatura que tiene como centro narrar las vicisitudes que tiene el vivir en una casa encantada (vamos que da un miedo que te cagas vivir allí, por mucho que sea una pedazo casa). 

No obstante, la narrativa de Shirley Jackson, y como explica el periodista Vicente Díaz en la entrada sobre esta serie en su blog, el lector puramente racional podrá dar total explicación a los fenómenos extraños que alberga esta casa donde los culpables son meramente hechos que “responden a una combinación de perturbaciones mentales y factores ambientales”. El lector ávido de fantasía podrá afirmar sin temor que está casa encantada es un ente con vida y voluntad. Mientras que el analista podrá revelar una historia llena de símbolos que se revela en los monólogos de los protagonistas.


¡¡ ENTRAMOS EN ZONA AVISO DE SPOILER!!

En esta maldita Hill House nos encontramos con dos líneas temporales que se entrelazan para relatarnos la historia, y algunos fantasmas cíclicos que revelarán todo un universo terrorífico concentrado en un espacio de una sola habitación roja, a la que nunca han podido acceder sus protagonistas (o eso creen).



En la primera línea se nos muestra a la feliz y numerosa familia Crain que se trasladan a vivir a la mansión de Hill House. Los padres, Hugh y Olivia se desviven en un trabajo titánico (siempre hay cosas que arreglar) para recuperar el esplendor de la mansión y venderla, mientras que nuestros protagonistas infantiles (los hermanos Crain: Steve, Shirl, Theo, y los gemelos Luke y Nell) reciben todos los traumas posibles que conlleva el vivir en esa casa (todo hay que decir, que algunos más que otros). Es el ejemplo de los gemelos pequeños, como Nell que es visitada por una terrorífica mujer con el cuello torcido, o Luke que ve la figura de un hombre alto y desgarbado al que no le acompaña un rostro angelical precisamente.
En la otra línea temporal, los hermanos ya adultos nos muestran la evolución de sus traumas infantiles, consecuencia de la convivencia en una casa infernal y de un episodio brutal, el cual nos pone en guardia desde el minuto cero (la locura y el suicidio de Olivia).
Poco a poco y con un poco de paciencia vamos entendiendo como se explican las dos tramas mutuamente y nos surge una premisa importante (o al menos fue una de las cosas más notables para mí)… que el tiempo puede ser cíclico y no lineal. Sobre todo en la habitación roja, en la que creían no haber estado nunca y tal vez era donde habían estado en las dos dimensiones de tiempo. Otro episodio bestial (la muerte y la preparación del funeral de Nell) y la protagonista del mismo, nos hace llegar a esta conclusi
ón. 

Ya en los últimos capítulos entendemos la dimensión de todo Hill House. No es sólo una casa encantada llena de fantasmas (hasta el relojero que participa en las obras de la mansión) sino que Hill House tiene un corazón que es esta habitación roja. Descubriremos que no sólo es ya un espacio reconocido para cada uno de los inquilinos sino que hará la función de purgatorio ya que para ellos mismos será el escenario en donde se tendrán que enfrentar a sus miedos y a sus fracasos.
Y a la verdad de todo… que Olivia enloqueció de igual forma como lo hizo Jack Torrance en el Resplandor o Grace en Los Otros y que su padre odiado sólo los salvó del infierno (de Olivia) para volverlo a hacer al final de todo, dándose como sacrificio (a Olivia). Un sacrificio que al final nos parece nostálgico y romántico (los viajes acaban con el encuentro de los amantes), en una casa con alma propia que seguirá estando en pie, ya que es allí en dónde los seres queridos también pueden convivir en el plano del más allá (como Murder House de American Horror Story). 

Se entiende así que Hill House puede ser el escenario de la muerte, pero también el de reunión.

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